Se le llama nomofobia al miedo irracional a no poder revisar tu celular. Esto es, si lo olvidas en casa, se te acaba la batería, no tienes cobertura de red o simplemente lo pierdes.
El término nació en Inglaterra, a partir de un estudio que se hizo en el año 2011 y viene de la suma de las palabras “no” y “mobile-phone” (teléfono móvil) y “phobia” y esta necesidad de ponerle un nombre nació de que más del 50% de las personas sufren de altos índices de ansiedad cuando se dan este tipo de situaciones en las que no tienen acceso a su celular.
De acuerdo con este estudio, alrededor de 60% de los hombres y 20% de las mujeres sufre de nomofobia y otro 9% indicó sentirse estresado cuando su celular está apagado. La investigación que se hizo comparó los índices de estrés provocados por la nomofobia con los nervios que se sienten antes de casarse o cuando se tiene una cita con el dentista. Curiosamente, el 55% de las personas a las que se les hizo el estudio dijo que el principal motivo del estrés se daba debido a que se sienten aislados de su familia y amigos y piensan que les puede llegar un mensaje o llamada importantes, mientras que sólo el 10% afirmó que el estrés se debía a temas de trabajo, que les exige una conexión permanente.
El diccionario de Cambridge escogió este término, llamado un mal digital expandido, para ser la palabra del año 2018.
La nomofobia tiene diversos grados y se presenta desde ese miedo a quedarnos sin batería o sentir que el celular vibra cuando en realidad no es así. En casos graves, las personas pueden presentar pensamientos obsesivos, dolores de cabeza y estómago, taquicardias y hasta ataques de pánico. Uno de los principales problemas que se presentan son los transtornos del sueño. Esto porque es muy común quedarnos más tiempo despiertos por estar conectados.
Esta fobia también se relaciona con otro problema, el llamado “phubbing”, que es el hecho de ignorar a las personas con las que estamos, por estar revisando el celular.
Este tipo de transtornos no están relacionados con el sexo, la edad o la condición social, sino que todos somos susceptibles a padecerlo. Así que la mejor manera de evitarlos es siendo conscientes del uso que estamos dando a la tecnología y ser capaces de ponernos límites. Por ejemplo, acostumbrarnos a no contestar llamadas o mensajes inmediatamente y en el caso de los padres, ser muy exigentes con las normas de uso, sobre todo cuando se les dan a los hijos sus primeros dispositivos móviles.
Te suelto ahora la pregunta: ¿te consideras nomofóbico/a? Intenta el día de hoy apagar tu celular por la noche o al menos un par de horas durante el día y entenderás de lo que estoy hablando 🙂
Escucha esta entrada en el programa de Radio «De pesos y centavos» en Radio Metrópoli (Notisistema) con Ruth María Rodríguez Barba, a partir del minuto 13, segundo 11, aquí.